martes, 15 de julio de 2014

LEONARDO DA VINCI

LEONARDO DA VINCI

Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina y de Ser Piero, un rico notario florentino. El Imperio romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía límites.

Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones.

Cuando Leonardo cumplió los catorce años, su padre le autorizó a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, en donde, a lo largo de los seis años que el gremio de pintores prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista libre, aprendió pintura, escultura, técnicas y me
cánicas de la creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuollo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.

Es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. En el Bautismo de Cristo, por ejemplo, donde un dinámico e inspirado ángel pintado por Leonardo contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
Leonardo utilizaba allí una novedosa técnica recién llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de los extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otras obras de su maestro, sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador dinamismo otorgado por la maestría en los contrastes de rasgos, en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del claroscuro.

Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; sus talleres de manufacturas de sedas y brocados de oriente y de lanas de occidente, y sus numerosas tejedurías la convertían en el gran centro comercial de la península itálica; allí los Médicis habían establecido una corte cuyo esplendor debía no poco a los artistas con que contaba. Pero cuando el joven Leonardo comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más que alabanzas a sus virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un horizonte más prospero.

En 1482 se presentó ante el poderoso Ludovico Sforza, el hombre fuerte de Milán por entonces, en cuya corte se quedaría diecisiete años como «pictor et ingenierius ducalis». Aunque su ocupación principal era la de ingeniero militar, sus proyectos (casi todos irrealizados) abarcaron la hidráulica, la mecánica (con innovadores sistemas de palancas para multiplicar la fuerza humana), la arquitectura, además de la pintura y la escultura. Fue su período de pleno desarrollo; siguiendo las bases matemáticas fijadas por León Bautista Alberti y Piero della Francesca, Leonardo comenzó sus apuntes para la formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se ejercitaba en la ejecución y fabricación de laúdes.

Estimulado por la dramática peste que asoló Milán y cuya causa veía Leonardo en el hacinamiento y suciedad de la ciudad, proyectó espaciosas villas, hizo planos para canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de defensa ante la artillería enemiga. Habiendo recibido de Ludovico el encargo de crear una monumental estatua ecuestre en honor de Francesco, el fundador de la dinastía Sforza, Leonardo trabajó durante dieciséis años en el proyecto del «gran caballo», que no se concretaría más que en una maqueta, destruida poco después durante una batalla.

Aunque Leonardo no parece que se preocupara demasiado por formar su propia escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles aprendices y alumnos: Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari, su inseparable Salai, entre otros; los estudiosos no se han puesto de acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas obras de este período, tales como la Madona Littao el retrato de Lucrezia Crivelli. Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para realizar una pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la realización de lo que sería la Virgen de las Rocas, cuyo resultado final, en dos versiones, no estaría listo a los ocho meses que marcaba el contrato, sino veinte años más tarde. La estructura triangular de la composición, la gracia de las figuras, el brillante uso del famoso sfumato para realzar el sentido visionario de la escena, convierten a ambas obras en una nueva revolución estética para sus contemporáneos.

A este mismo período pertenecen el retrato de Ginevra de Benci (1475-1478), con su innovadora relación de proximidad y distancia y la belleza expresiva de "La belle Ferronière". Pero hacia 1498 Leonardo finalizaba una pintura mural, en principio un encargo modesto para el refectorio del convento dominico de Santa Maria dalle Grazie, que se convertiría en su definitiva consagración pictórica: La última cena.

A finales de 1499 los franceses entraron en Milán; Ludovico el Moro perdió el poder. Leonardo abandonó la ciudad acompañado de Pacioli y tras una breve estancia en casa de su admiradora la marquesa Isabel de Este, en Mantua, llegó a Venecia. Acosada por los turcos, que ya dominaban la costa dálmata y amenazaban con tomar el Friuli, la Signoria contrató a Leonardo como ingeniero militar.

En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización fue concretada en el siglo XIX o XX, desde un submarino individual, con un tubo de cuero para tomar aire destinado a unos soldados, hasta grandes piezas de artillería con proyectiles de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas. Los costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las excesivas pretensiones de Leonardo en el reparto del botín, hicieron que las geniales ideas no pasaran de bocetos. En abril de 1500, Da Vinci entró en Florencia, tras veinte años de ausencia.

Leonardo, nuevamente como ingeniero militar, recorrió los terrenos del norte, trazando mapas, calculando distancias precisas, proyectando puentes y nuevas armas de artillería. En 1503, Leonardo volvió a la ciudad, que por entonces se encontraba en guerra con Pisa y concibió allí su genial proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga cercándola y contemplando la construcción de un canal como vía navegable que comunicase Florencia con el mar: el proyecto sólo se concretó en los extraordinarios mapas de su autor.

Pero Leonardo ya era reconocido como uno de los mayores maestros de Italia. En 1501 había causado admiración con su Santa Ana, la Virgen y el Niño; en 1503 recibió el encargo de pintar un gran mural (el doble del tamaño de La última cena) en el palacio Viejo: la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escenas históricas de su gloria. Leonardo trabajó tres años en La batalla de Angheri, que quedaría inconclusa y sería luego desprendida por su deterioro. Importante por los bocetos y copias, éstas admirarían a Rafael e inspirarían, un siglo más tarde, na célebre de Peter Paul Rubens.

El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus libros, manuscritos y dibujos, que éste se encargó de retornar a Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regido por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir antes de expirar, los sacramentos.

SUS PRINCIPALES OBRAS

Proporciones del Hombre – El hombre de Vitruvio







Dibujo acompañado de notas anatómicas realizado alrededor del año 1490. Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano realizado a partir de los textos de arquitectura de de Vitruvio.








La última cena

Pintura mural ejecutada al temple y óleo sobre dos capas de yeso, entre 1495 y 1497, se encuentra en el refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie (Milan), considerada una de las mejores del mundo.


La Gioconda – La mona Lisa 
                                                          






Es un Oleo sobre una tabla de álamo, pintado entre 1503 y 1519, retocado varias veces por el autor. Es el ejemplo más logrado de sfumato (técnica característica de Leonardo). Su nombre deriva de la identidad de la modelo. Actualmente se exhibe en el Museo de Louvre de Paris.







Autorretrato






Uno de los dibujos más conocidos de Leonardo. Fue pintado en tiza roja en torno al año 1513, se encuentra en la biblioteca   Real de Turin.










LA CÚPULA DE SAN PEDRO - VATICANO





A mediados del siglo XVI el artista por encargo del papa proyecta una doble cúpula. La arquitectura renacentista alcanza con esta obra uno de sus momentos culminantes.




SIMPLEMENTE LEONARDO
Leonardo un hombre interesado por todas las ramas del saber y por todos los aspectos de la vida, según su criterio no debía existir separación entre el arte y la ciencia.

Era un hombre ÍNTEGRO, CREATIVO, INDAGADOR, INFORMADO, DE MENTALIDAD ABIERTA, FUTURISTA, COMUNICADOR, AUDAZ.

Leonardo da Vinci, el gran artista del Renacimiento, fue también un genio científico. Aparte de su obra pictórica, se dedicó a la observación rigurosa, el experimento y la formulación exacta de principios generales a partir de la experiencia empírica. En las miles de páginas de sus cuadernos de notas, que sólo han empezado a ser estudiados a fondo en las últimas décadas, encontramos como se anticipó a la ciencia moderna. Sus contemporáneos sabían que Leonardo dedicaba buena parte de su tiempo al estudio de la filosofía natural, que es como se llamaba a la ciencia entonces (el término inglés scientist no apareció hasta 1840) y asimismo tenemos constancia de que Leonardo planeaba publicar numerosos tratados científicos con los materiales recogidos en sus cuadernos. Pero pese a su enorme dedicación, nunca consiguió hacerloo.
Se conservan más de seis mil páginas de los cuadernos de Leonardo. Contienen miles de dibujos y gráficos acompañados de textos; por ejemplo, algunos fragmentos están escritos de derecha a izquierda, de modo que hay que leerlos con un espejo. Estos cuadernos se hallan esparcidos por toda Europa.
Los tratados que Leonardo tenía la intención de publicar abarcan todo tipo de disciplinas, desde las matemáticas a la anatomía. Se recogen algunos descubrimientos científicos relativos a materias como la óptica, la acústica, la mecánica, la dinámica de fluidos, la geología, la botánica y la fisiología.
Como señaló el historiador del arte británico Ernst Gombrich, Leonardo tenía un «apetito voraz de detalles». Para él, el mundo no estaba regido por principios abstractos ni por Dios, sino por la incesante creatividad de la naturaleza.
Leonardo buscó sin desmayo el conocimiento en todas sus manifestaciones: el arte, la ciencia, la técnica. Estaba convencido de que "el saber no ocupaba lugar" y confiaba ciegamente en la capacidad del hombre para explorar todos los horizontes.
Después de medio siglo, se convirtió en un referente para la cultura contemporánea.
Fue un adelantado a su tiempo. Quiso proyectar sin restricciones sus ideas y descubrimientos, por ejemplo, en el campo de la aviación. Sus estudios sobre máquinas voladoras anticiparon el efecto de elevación y el de propulsión, la estabilidad y el equilibrio. Las alas que esbozó se aplicaron en los primeros aeroplanos. Y su tornillo aéreo se considera antepasado teórico del helicóptero.
El talento de Leonardo no conocía límites. Fue uno de los padres de la hidráulica y sus propuestas de canalización de los ríos todavía poseen un valor práctico. Sus estudios de geología anticiparon la concepción moderna de la formación de los continentes. Y sus investigaciones sobre el cuerpo humano sentaron las bases de la anatomía comparativa. Inventó el primer prototipo de submarino del que se tiene noticia. Dibujó las primeras aletas natatorias (muy parecidas a las actuales) y una escafandra que ya incorporaba tubos respiratorios. Diseñó miles de artilugios, entre ellos, una máquina excavadora que removía la tierra mediante un complejo sistema de poleas.
Consideró a la naturaleza como fuente de todo Conocimiento, la pintura sólo representó una pequeña parte de la inagotable potencia intelectual de Leonardo.
Describe y dibuja catástrofes naturales, el fin del mundo y el diluvio. Comprueba los poderes originales del cosmos en la creación y destrucción de sus criaturas y ve en ello una necesidad que lo abarca todo. Algunos de sus cuadros se asemejan a fotografías de estallidos atómicos.
Leonardo profetiza sobre la futura crueldad del ser humano, y ve en su acción despiadada lo que a éste le impone su propia naturaleza.
Decía Leonardo: "No existen conocimientos más elevados o más bajos, sino un conocimiento único que emana de la experimentación".
Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experimental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase sobre él, y antes de que Galileo lo pusiese en práctica; pensaba que la mecánica era la más noble de las ciencias.
Daniela A.D


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